¿Cuáles son las ventajas de una máquina de escribir sobre un ordenador con un moderno procesador de textos? ¿Tiene alguna, acaso?
Pues básicamente son dos. Primero, no te cansa la vista al no tener que mirar una pantalla retroiluminada. Segundo, no te despista tanto como un ordenador con sus colorines, notificaciones, acceso a Internet…
Por contra, el ordenador tiene muchas otras ventajas sobre la máquina de escribir. Por ejemplo, puedes corregir fácilmente si te equivocas, empezar a escribir sin tener claro del todo la estructura final del documento (siempre puedes mover párrafos de sitio después), guardar una versión electrónica…
Ahora bien, es posible unir lo mejor de los dos mundos y de forma relativamente sencilla. Para ello hace falta:
- Un teclado bluetooth
- Una tablet de tinta electrónica
- Una Raspberry Pi (only for nerds)
Una tablet de tinta electrónica utiliza el mismo tipo de tecnología que los ereaders o libros electrónicos, como Kindle, pero lleva en realidad un SO Android. La marca Boox, por ejemplo, comercializa este tipo de dispositivos. Con un tamaño de 6 pulgadas es suficiente para escribir texto (y también para navegar: al fin y al cabo hace lo mismo que un móvil de ese tamaño).
Con este dispositivo y el teclado inalámbrico ya sería suficiente. Bastaría con sincronizarlos por bluetooth y utilizar alguna app como procesador de textos… o incluso vía web con Google Docs, por ejemplo.
Pero entonces todavía no cumpliríamos la segunda ventaja de las máquinas de escribir. Para ello hay que escribir en un editor de texto que no sea WYSIWYG, por ejemplo, Emacs. Escribir así tiene la ventaja de que nos hace centrarnos en el contenido y no en la forma. La maquetación vendrá después, utilizando algo que permita un resultado profesional tras la compilación del código introducido: LaTeX. Sí, eso es lo más parecido a la máquina de escribir del futuro, escribir en LaTeX con Emacs con tinta electrónica. No necesitaremos ratón y todo se podrá hacer con el teclado en modo texto.
Ahora bien, para utilizar algo tan potente como Emacs y LaTeX no basta con Android, hace falta un sistema operativo más completo, y en eso el mejor es Linux. Aquí es donde entra la Raspberry Pi, sobre la que instalaremos un SO Linux. Incluso una versión básica sin entorno gráfico es suficiente. Luego mediante protocolo ssh (hay muchas apps de Android para ello, por ejemplo JuiceSSH) nos conectaremos a la Raspberry desde la tableta de tinta electrónica.
Tras pasar varias horas escribiendo en esta máquina de escribir del futuro se da uno cuenta de las ventajas de trabajar de esta forma que maximiza el rendimiento y la creatividad. Los ojos lo agradecen también.